Los purines son residuos líquidos generados principalmente por la producción animal, como resultado de la fermentación de excrementos y otros desechos. Este tipo de desechos pueden causar varios problemas ambientales si no son tratados adecuadamente.
Uno de los problemas más recurrentes es la contaminación del suelo y del agua. Cuando los purines se vierten indiscriminadamente en el suelo, pueden contaminar los cultivos y afectar la calidad del agua subterránea. Además, estos residuos pueden contener altas concentraciones de nutrientes como nitrógeno y fósforo, que pueden provocar la eutrofización de los cuerpos de agua.
Otro problema ambiental asociado a los purines es la emisión de gases de efecto invernadero. La fermentación de estos residuos produce metano, un gas con un potencial de calentamiento global mucho mayor que el dióxido de carbono. Por lo tanto, la gestión inadecuada de los purines puede contribuir al cambio climático.